Un militar, vicepresidente

Que el presidente Mazón adolece de miseria moral está quedando meridianamente claro. Que además es un individuo con pocas luces o muy poco preparado salta a la vista cuando se le ha escuchado hablar sin guion, y hasta con él. Hace tiempo que hemos escrito que la mayoría de los mejores alumnos del bachillerato orientan sus preferencias profesionales lejos de la política, a la que se dedican quienes suelen tener por prenda más sobresaliente la ambición, con frecuencia acompañada de la mediocridad.

Es comprensible que Mazón, después de sus desafortunadas declaraciones en contra de la UME que tanto han molestado a esta, tuviera necesidad de congraciarse con la milicia y eso haya pesado en su decisión de nombrar vicepresidente de su gobierno a un teniente general. Sin embargo, hay otra lectura posible, y es que no haya encontrado entre sus compañeros de partido a nadie en quien depositar su confianza de cara a resolver los enormes y difíciles problemas que la DANA ha dejado a su paso.

Hoy por fortuna los militares españoles reciben una espléndida formación en sus centros superiores de enseñanza en donde, además del aprendizaje de materias de naturaleza estrictamente militar, les obligan a cursar y superar estudios de una ingeniería civil. Y así un militar para recibir su despacho de oficial del ejército de Tierra, de aire o de la Marina ha cursado unos estudios que lo capacitan pera enfrentar situaciones complejas, me atrevo a decir que de cualquier índole. Porque como se ha repetido hasta la saciedad, una buena formación capacita sobre todo para seguir aprendiendo y ser capaz de extrapolar los conocimientos a diferentes situaciones.

En Francia tuvieron la ENA (‘École nationale d'administration’) luego sustituida por el ‘Institut National du Service Public’ (INSP), centros de capacitación para quienes orientaran sus pasos profesionales hacia la Administración en un sentido amplio. Hay cuatro presidentes de la República francesa y muchos ministros y secretarios de Estado egresados de la ENA. Trasmisores de una sólida formación basada en la meritocracia, los ‘enarcas’, como se denomina a los titulados en la ENA, fueron acusados de elitismo y de nutrir una tecnocracia centralista. Eso ha motivado varios cambios de rumbo en la formación de sus alumnos, que tenían que superar un exigente examen de acceso que algunos preparaban durante años. Emmanuel Macron la cerró en 2021 y en 2022 se crea el INSP que la sustituye y que persigue sus mismos fines. Y que sigue siendo muy exigente en sus pruebas de acceso: hasta cinco exámenes escritos y otros tantos orales han de pasar los aspirantes a nutrir las filas del INSP. Otros muchos países europeos tienen escuelas de alto nivel de formación para la función pública. En España no existe algo equiparable a la ENA o el INSP. No es que la formación técnica, por exigente que sea, asegure una sólida formación moral o unos bien fundamentados principios para regir la praxis política. Sin embargo, una institución de elevada exigencia nos dotaría de altos funcionarios más capaces de orientar con solvencia las actuaciones de los políticos.

Sin duda, se corre el riesgo de que los centros de capacitación elitistas provean a la función pública de individuos que, a fuerza de pisar moqueta toda su vida, estén alejados de las necesidades de los ciudadanos, especialmente de los menos favorecidos. Pero unas actuaciones tan desastrosas como las que han hecho que la DANA haya causado tanto dolor y tanta ruina no se habrían dado si al frente de las instituciones —políticos y funcionarios— hubieran estado personas más cualificadas que las que no saben cómo interpretar una alarma de la AEMET ni qué hacer con la población civil ante tales situaciones. Si a nuestros servidores públicos les exigiéramos una formación proporcionada por una escuela de capacitación como la francesa no sería necesario recurrir a un competente y experimentado militar para la reconstrucción de los daños de la DANA, y de paso se podría haber evitado mucho dolor y destrucción.

Artículo aparecido en:
La Opinión de Murcia

Fecha publicación:
24/11/2024


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