La elegancia de la dimisión a tiempo

Al principio del desastre de la DANA nos dijeron que no era tiempo de mostrar discrepancias sino de remar todos en la misma dirección para paliar las dramáticas consecuencias de la lluvia torrencial. Admitamos que así era, que lo urgente no era delimitar las responsabilidades de todos los (ir)responsables que por una evidente dejación de funciones permitieron que todo transcurriera con normalidad hasta que el agua lo anegó todo y se cobró su tributo de muerte y desolación.

Pero ahora, el PP con su tacticismo cínico habitual se ha apresurado a señalar a Teresa Rivera como la máxima responsable del desastre. Lo peor no es que los populares hayan roto unilateralmente la tregua para atender a los damnificados. Lo peor es que su órdago a la vicepresidenta in pectore de la Comisión Europea pone en riesgo el acuerdo de los grandes partidos para la formación de la citada Comisión que presidiría Ursula Von der Leyen. La facción del PPE liderada por Manfred Weber secunda el movimiento del PP español porque conviene a su movimiento táctico de liderar un PPE arrimado a la extrema derecha desbancando a Von der Leyen y a los partidarios de mantener las manos de la extrema derecha antieuropeísta lejos de la dirigencia de la UE.

Cuando escribo estas líneas, el PSV todavía duda si entrar con todo en la comparecencia de Mazón en las Corts Valencianes para pedir la dimisión del president de la Generalitat. De lo que estoy seguro es de que no nos van a ahorrar el espectáculo del rifirrafe descarnado por ver quién es capaz de convencer al respetable de que el contrario es el responsable de tantas muertes y tanta ruina. En este juego miserable lleva una clara ventaja el PP. No solo por haber iniciado el primero el lanzamiento de acusaciones, sino también por su acendrada tradición: la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, la autoría de ETA de los atentados del 11-M, etcétera.

Seguro que el único culpable no es Mazón y su desaparición durante más de tres horas, presuntamente en un restaurante, para, también presuntamente, ofrecerle a una periodista de su complacencia la dirección del canal autonómico de televisión cuando ya caían chuzos de punta en medio de una alerta roja declarada por la AEMET. Esas cosas, señor Mazón, se hacen en un despacho para no despertar sospechas. Pero seguro que el Gobierno Central tampoco estuvo a la altura de las circunstancias y alguna culpabilidad se le puede achacar. Pero, señores, evítennos tan lamentable espectáculo de rehuir las responsabilidades propias para cargarle los muertos y la ruina acaecida a tantos y tantos, mientras los afectados todavía velan los cadáveres de sus deudos y contemplan impotentes la destrucción de sus viviendas y negocios. Hagan, por favor, examen de conciencia y abandonen el torpe cálculo de lo que pueden perder ustedes y sus formaciones políticas y que quienes hallen que pudieron haber hecho algo para que el dolor y la desolación no alcanzaran la magnitud que han alcanzado dimitan antes de que nadie se lo pida. Con ello mostrarían que aún les queda un mínimo de dignidad.

En otro orden de cosas, como estamos en horario infantil, no se pueden decir palabrotas como hijo de puta o ‘lawfare’. Pero diremos que resulta altamente chocante que un juez del Supremo ordene registrar el despacho del Fiscal General del Estado y clone todos sus dispositivos electrónicos. Acto seguido se da cuenta de lo excesivo de la medida y circunscribe el análisis del contenido de esos dispositivos a las fechas en las que se ha podido producir la filtración de los correos electrónicos del confeso delincuente pareja de cierta presidenta autonómica que, cual pájaro chogüi, canta y picotea la naranja que es su fruta preferida, como siempre está dispuesta a piar. Pero el vertido de datos ya está hecho y puede haber informaciones que afecten a la seguridad del Estado y que empiecen a circular por donde no deben. Porque las filtraciones, como las meigas, ‘habelas, hainas’.

Artículo aparecido en:
La Opinión de Murcia

Fecha publicación:
17/11/2024


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