Fuegos fatuos

Último acto de campaña
La sesión de investidura de Rajoy muy bien puede considerarse el último acto de la campaña electoral. Ha habido una total continuidad entre el discurso del ya investido presidente y las medidas adelantadas en su campaña electoral. No era el momento del cambio de rumbo, pero sí el de la concreción. Sin embargo, si los contenidos del programa electoral del PP eran ambiguos y difusos, no menos lo han sido los del discurso de investidura y las réplicas a sus interpelantes. Cuando estas líneas vean la luz, ya se conocerá la alineación ministerial rajoyana. Estoy seguro de que los encargados de las áreas económicas tendrán que dar mucho la cara. Rajoy, fiel a su estilo, no les va a restar protagonismo. Alguno de ellos entrará en combustión mucho antes que el nuevo presidente, ignífugo por definición. ¿O más bien por indefinición?

Lucía y el texto
La que ha hecho echar humo en la red ha sido la escritora Lucia Etxebarría. El motivo del incendio ha sido su declaración de que va a dejar de escribir libros durante unos años. El motivo es que, según la autora de Amor, curiosidad, prozac y dudas, se están descargando más copias ilegales de su último libro que ejemplares vendidos. Por más que sea muy difícil de cuantificar las copias pirateadas en la red, Lucía mantiene que tendrá que dedicarse a otra actividad si quiere poder sobrevivir. Cada uno de los que padecemos grafomanía conocemos más o menos el origen la enfermedad que nos aqueja. Pero los que se dediquen a este vicio más bien solitario pensando alcanzar fama y honores —aunque algunos, de hecho los alcancen— se han equivocado de actividad. También los que aspiren a vivir de su escritura —aunque algunos lo logren— andan errados. Y más en los tiempos que corren. Esto no hay Ley Sinde que lo pare. Miren el ejemplo, no por lejano menos ilustrativo, de Franz Kafka o de Fernando Pessoa, que fueron toda su vida oscuros oficinistas y autores desconocidos. Escritores de todo el mundo, traten de imitarlos, si pueden, y consuélense pensando que tal vez, solo tal vez, después de muertos alcanzarán la gloria. Y si no es así, no sufran, porque tampoco se van a enterar. Pero no cometan la vulgaridad de airear sus cuitas en Facebook o Twitter. Mucho troll anda suelto.

Fahrenheit 451 en El Cairo
En un incendio declarado el pasado fin de semana en el Instituto Egipcio de El Cairo se quemaron, entre otros muchos valiosos libros, los 24 volúmenes originales de la Description de L´Egypte, obra que Napoleón encargó a unos científicos que participaron en la campaña militar egipcia del emperador francés. Al parecer, las llamas brotaron de dentro, donde estaban situadas las fuerzas del orden y militares que trataban de controlar a los manifestantes. Manifestantes que intentaron durante toda la noche extinguir las llamas que abrasaban el edificio y salvar los volúmenes que albergaba, entre las risas de los uniformados. Se han arrojado muchas dudas acerca de la naturaleza de la primavera árabe. Como criterio infalible, hay que estar siempre en contra de los que queman libros. Y a favor de los que les preocupa que se destruyan.

Pirómanos y bomberos
Sorprendente el perfil institucional con el que los componentes de Amaiur adornan últimamente sus intervenciones. Ese perfil se pudo apreciar especialmente en el debate de investidura, en el que el grupo abertzale vasco se abstuvo y no votó en contra de Rajoy como presidente del Gobierno de España. Resulta prodigiosa la súbita conversión del pirómano de kale borroka en bombero parlamentario.

Artículo aparecido en:
La Opinión de Murcia

Fecha publicación:
22/12/2011


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