- [07.10.2024] Entrevista en Onda Regional (enlace al podcast del programa.
- [10.10.2024] Entrevista en La opinión de Murcia (enlace al podcast del programa.
TRIPLE JUEGO EN CUBA
- [04.01.2024] Entrevista en el programa Hora América (enlace al podcast del programa (31:43), y la entrevista se encuentra entre los minutos 11:38 y 20:35)
- [20.10.2023] Crítica sobre la novela en Sexto Continente, Radio Exterior de España.
- [17.10.2023] Entrevista en Cadena SER Murcia (enlace al podcast de la SER, es un corte de 01:39:00, y la entrevista en sí se encuentra desde 01:17:00 hasta 01:31:00).
P. Cuarto de derrota tiene mucho de novela negra, pero abunda también la picaresca. R. La novela tiene ambición. No he querido que sea de un único género. La picaresca en un mundo de narcotraficantes está presente, pero también es una novela de iniciación, de viajes. No he tratado de hacer una novela maniquea de buenos y malos como sucede en el género negro, sino que he querido tocar diferentes palos. Atlántico, 11 de octubre de 2002.
…Siempre me atrajeron las historias de contrabandistas, los personajes del borde, de fronteras, y he hecho un seguimiento de las noticias relacionadas con el mundo del contrabando. En la novela se pueden reconocer hechos reales, pero, al no ser un reportaje, introduzco la ficción. La Opinión de Murcia, 27 de junio de 2002.
P. Ha ambientado la novela en Galicia, ¿Nostalgia? R. Es la crianza sentimental que aflora, pero no es un ejercicio de morriña. Creo que la nostalgia y la moralina son la carcoma de la literatura. La voz de Galicia, 17 de julio de 2002.
P. Hábleme de Andrés, el protagonista de Cuarto de derrota. R. Es un personaje fronterizo. Tiene oficio reconocido, es un corrector de estilo en una editorial de Madrid que, bajo el pretexto de buscar material para una novela de narcotráfico, recurre a un antiguo amigo que vive en las Rías Baixas. Andrés se va acercando al narcotráfico y, aunque pretende mantenerse al margen como un simple espectador, sus pulsiones le van llevando hacia situaciones peligrosas. Él realmente no sabe si quiere traspasar ciertas fronteras. Él busca la realidad para crear su ficción, pero al final nos encontramos con que, en la ficción, está contando su realidad. Es como un Ulises moderno y astuto al que se le añade el cinismo de nuestra época. La Opinión A Coruña, 25 de junio de 2002.
P. Al igual que a su protagonista, ¿le fascina el mundo del narcotráfico? R. El contrabando es muy sugerente y literario. Los temas fronterizos, la ambivalencia del contrabandista ejercen sobre mí una fascinación que es necesaria para escribir de ello. Además, siempre que uno escribe le presta su sangre a los personajes. Así, Andrés es buceador, una de mis aficiones, pero yo sería demasiado cobarde para sumergirme como él en el mundo del narcotráfico. Faro de Vigo, 25 de junio de 2002.
P. Y para Jonás [el protagonista de Los roedores ] ¿qué es lo más importante?
R. Yo creo que es la pérdida de control sobre su propia vida. Las seguridades que él había ido creando, los escudos que todos tenemos para hacer frente a la irracionalidad, a la violencia, a nuestros propios demonios interiores, en un momento determinado saltan por los aires y el propio Jonás se encuentra con que ya no es el que era ni nada para él vuelve a ser como antes. El periodista digital, 13 de octubre de 2004.
P. Hábleme de Los roedores. R. …El libro puede ser considerado como una novela negra atípica. Tiene como telón de fondo el mundo del periodismo. El protagonista es un reportero que cree que tiene sus aspectos vitales cubiertos y bien ordenados desde el punto de vista profesional y personal. En un momento determinado un suceso turbio cambia radicalmente su vida. Sus seguridades se tambalean. De alguna manera es una historia de destrucción. La obra se cuenta desde tres perspectivas diferentes, tres puntos de vista de lo mismo. Uno cree ser dueño de su vida pero al final se da cuenta de que lo están moviendo. Es como un trenzado de historias. Incluso a veces se producen saltos atrás en el tiempo. P. ¿Tiene algo de autobiográfico? R. Yo creo que todas las autobiografías son falsas. Para nada es género de memorias. Se apoya en la experiencia que uno tiene. El mundo del periodismo lo conozco porque he estado inmerso en él, aunque ahora algo más a distancia. No pretendí hacer una novela sobre este mundo, pero me interesa porque está muy cerca del poder. La voz de Galicia, 20 de julio de 2004.
P. En esta obra [Los Roedores] se mueve en un terreno que conoce muy bien: el periodismo.
R. Uno es hijo de sus circunstancias. Creo que soy un escritor realista porque para contar algo tienes que encarnarlo en una realidad. Los personajes tienen que ser reales para el lector en las situaciones que imagino. En Los roedores hay elementos que conozco directa o indirectamente o que me han contado, aunque la trama es una fabulación. El Faro de Vigo, 21 de junio de 2004.
…El trabajo de un escritor es como el de un muralista. Una novela es un mural inmenso, primero tienes que hacer una parte de la nariz y buscar la perfección en esa parte y la armonización con el conjunto. La Región, 1 de agosto de 2004.
P. Jonás tiene algo de Otelo, alguien que recrea la realidad para insertarse en su mente a partir de una serie de datos equívocos.
R. Hay una recreación de la realidad en una mente tortuosa o torturada del protagonista, que muestra una incapacidad para insertarse en el mundo, para lograr un equilibrio, y una de sus dificultades es saber procesar la información… esa incapacidad es la que lo lleva a la obsesión. P. La novela, en definitiva, es abierta. Al final, no se aclara si Jonás tiene o no razón en sus sospechas o si todo son imaginaciones suyas, ni se resuelve la autoría de los asesinatos. R. Hay una posible esquizofrenia del sujeto, esa es una de las posibilidades. Quienes ya han leído la novela me han dado interpretaciones muy distintas del final. En todo caso, resolver los asesinatos no era una finalidad que me hubiese propuesto, no es una novela de estilo clásico en la que debe resolverse el enigma, es más abierta, más rupturista y, en ese sentido, más arriesgada, porque puede haber lectores que lo quieran todo bien cerrado, pero creo que esa indefinición enriquece la trama. P. No ha empezado a publicar sino hasta cumplidos los cincuenta. Ha sido usted tardío para lo que se estila.
R. Dicen que la novela es un género de madurez; pues yo todavía estoy madurando. Decía Álvaro Pombo que uno tiene que elegir entre ser Odiseo o ser Homero; a lo mejor uno llega a ser Homero tras haber sido Odiseo. O, como también se dice primum vivere, deinde philosophare, y yo he estado viviendo hasta ahora. Leer, septiembre de 2004.