Al final, y sabe su señoría que hace mucho tiempo que lo estaba reclamando, la Audiencia Nacional ha ordenado que me sean entregadas al menos parte de las agendas que se me habían confiscado. Se me estaba acusando a partir de ellas y yo no tenía acceso a su contenido para poder defenderme. Ahora podré matizar muchas cosas. No se puede analizar lo que allí he escrito sin que yo le dé mi interpretación y pueda explicar qué querían decir y por qué escribí en ellas lo que escribí. Déjeme que ponga el ejemplo de los escritores. Cuando publican una obra en vida, ellos son responsables de lo que entregan a la imprenta. Pero cuando un escritor deja una obra inacabada, se presenta un problema para publicarla. Y aunque alguien se haga responsable de terminarla, todo el mundo sabe que, si el autor pudiera terminarla, el resultado sería otro. No, no, discúlpeme, no divago en absoluto. Verá a dónde quiero llegar. Si a un escritor vivo le quitaran sus manuscritos y pretendieran publicarlos sin consultarle nada, seguro que desautorizaría esa edición. Pues eso, señoría, es lo que me ha pasado a mí con mis agendas. Me las han quitado y están acusándome en base a la interpretación que otros hacen de lo que yo he escrito. Ahora que me las tienen que entregar, yo podré explicar por qué hice tal o cual apunte y qué quiere decir. Tenga en cuenta, señoría, que utilizo muchas claves que solo yo puedo entender, y no solo para referirme a personas. Uso abreviaturas, expresiones que solo para mí tienen sentido o que aluden a informaciones que yo solo conozco. Por todo eso, mis agendas solo tienen el significado que yo puedo darles. No son para utilizar sin más, como algunos han pretendido, como si su contenido fuera un inventario de almacén.
Y tampoco dejé de grabar y tomar nota de lo que decían algunos antiguos altos cargos policiales. Si hasta grabé al ministro del Interior, aquel tan piadoso que se acogía su ángel de la guardia e imitaba a san Pedro en lo de cantar el gallo tres veces. Y ahora uno y otros niegan lo que antes habían dicho. A raíz de las publicaciones del sedicente periodista Aguirre, se llegó a incoar un expediente administrativo ministerial que concluyó que mis actividades empresariales no solo eran compatibles con mi condición de policía en activo, sino que incluso aquellas me proporcionaban una tapadera tantas veces necesaria para mejor desempeñar mis labores policiales. Pues ahora esos altos cargos niegan esa compatibilidad en sus declaraciones judiciales. Vivir para ver.
Publicado el 29 de agosto de 2022.
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