Yo creo, señoría, que Troncoso, cuando vio que estaba pillado por salva sea la parte, debió de amenazar con revelar todo lo que sabía si no paraban su proceso judicial. Y luego, cuando comprendió que a él ya no había forma de salvarlo, rebajó su exigencia y reclamó que al menos su mujer quedase exonerada. Y fue entonces cuando empezó a filtrar a la prensa partes de su archivo. Por eso el partido, con Troncoso en prisión preventiva, intentó hacerse con los documentos que pudiera tener ocultos y que fueran comprometedores para la organización y sus jefes supremos. Además, como no sabían exactamente cuáles habían sido los manejos del gerente, estaban sobre ascuas. Y, sí, ahí entré yo. Me pidieron que tratara de captar a Riaño para que él, que era hombre de toda confianza para los Troncoso, encontrara esa documentación. Lo que son las cosas señoría, el hombre de confianza se dispuso a colaborar en todo lo que hiciera falta. No voy a decir que aceptara a la primera. Tuvo sus dudas y hubo que recurrir a un antiguo jefe suyo para que acabara de convencerlo, pero al final colaboró. No, no le estoy diciendo que yo estuviera dirigiendo una investigación paralela a la judicial y a espaldas del juez que llevaba el caso, eso no. Además, yo no sabía el uso que iban a dar a esa información. Cabe suponer que únicamente trataban de saber por adelantado los daños que iban a sufrir. Yo solo facilité que Riaño colaborara con mis jefes cuando me lo pidieron. No, señoría, no sé nada de un pendrive con documentación que encontró y entregó. Le repito, yo solo actué de mediador del mediador, porque al final el que logró la colaboración de Riaño fue su antiguo jefe y yo ya perdí toda comunicación con el interfecto.
Y lo que desde luego es una fantasía total es que yo hubiera reclutado y enviado al falso cura. Aquel perturbado que irrumpió en la vivienda de los Troncoso para exigir que le entregaran todo el material comprometedor que tuvieran. ¿Pero alguien puede imaginarme capaz de una chapuza semejante? Iba yo a coger por banda al primer chalado que se me ocurriera para hacerlo ir, pistola en mano, a sacar por la fuerza lo que podía conseguir de otra manera el chófer que ya habíamos fichado. No, no sé quién puede haber reclutado al cura en cuestión. Ignoro quién puede creer que sería buena idea mandar a un ensotanado, pensando que su estrafalaria vestimenta le facilitaría las cosas.
Publicado el 25 de julio de 2022.
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