Minucioso como era don Fernando, que así le gustaba que lo llamaran los que estaban por debajo de él en el partido, es seguro que llevaba anotaciones de todo. Y lo primero que querían saber era el alcance real de todo lo que había movido el personaje. Porque era todo un personaje. Orgulloso como pocos, se mostraba autoritario con todo el que podía. He tenido ocasión de verlo deambular por la sede del partido y comprobar lo fuerte que pisaba. Enérgico, exigente, trataba a los subalternos de manera despótica. Era muy tajante en las órdenes que daba. Porque le gustaba mandar. Ya lo creo que le gustaba. Ni el presidente del partido se imbuía de una autoridad semejante a la de Fernando Troncoso. El hijoputa Troncoso era como se referían a él cuando estaban en confianza y seguros de que no los oía. Era de esas personas que llevan la eficiencia en la jeta y en la manera de conducirse. Parecía ir diciendo todo el rato: "Yo no tengo tiempo que perder, ni tengo la culpa de que tú seas un inútil, ya estás tardando en resolver lo que te pido". Con los que estaban por encima de él tampoco parecía muy dispuesto a perder tiempo. En ese sentido, no era un pelota. Simplemente era parco y desprendía seguridad por todos sus poros.
Sí, ya sé que no estoy aquí para hacer un perfil del personaje. Lo único que pretendo, señoría, es que comprenda usted que en el partido ni los de la cúpula ni los de la base sabían muy bien a qué atenerse, porque Troncoso era una incógnita para todos. Se sabía que se relacionaba mucho con gente ajena al partido. Por eso, cuando saltó la liebre, en el partido quisieron enterarse bien del terreno que pisaban. Y de ahí, la necesidad de contar con alguien de su entorno, como su chófer, Miguel Riaño, para averiguar qué documentos podía tener y anticiparse al uso que les pudiera dar. Porque pronto se supo que estaba dispuesto a hacer con el partido y sus dirigentes lo que Sansón con el templo de los filisteos. Yo creo que quería forzar al partido para que usara su influencia y lograra paralizar su procesamiento. En ese sentido, señoría, está claro que Troncoso, parece mentira, lo ignoraba todo de los tribunales españoles y confiaba demasiado en el poder del partido. Así le cayó la condena que le cayó.
Publicado el 24 de julio de 2022.
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