Del puente a la sentina


Capítulo 21

Imprescindible


Para que su señoría se haga una idea del modo de proceder de Troncoso le voy a contar una anécdota que muy pocos conocen. Es de cuando era un jovenzuelo, pero es muy significativa de su forma de abordar las cosas.

No, no, señoría, no me voy a enrollar. Verá, cuentan que el ayuntamiento de una ciudad del norte le encargó a una empresa catalana el servicio municipal de suministro de agua. El joven Troncoso entró a trabajar durante un verano para ahorrar un dinerillo y pronto descubrió que los ficheros estaban hechos un carajal y que había una cantidad desorbitada de hogares que recibían suministro sin contador ni contrato y que, por consiguiente, no pagaban nada. Se convirtió en un águila detectando lo que él llamaba "abonados clandestinos", lo que fue muy apreciado por el ingeniero jefe de su empresa. Otros ayuntamientos pequeños de la zona contrataron también los servicios de la empresa catalana. Entre ellos, uno que había aprobado en pleno un sistema de tarifas crecientes para evitar grandes consumos. Los concejales idearon un sistema que iba incrementando el coste por metro cúbico, pero el acta recogía ese sistema progresivo en tarifas mensuales. El problema fue que la empresa emitía recibos bimestrales. Algún pueblerino ilustrado se dio cuenta del error y reclamó al ayuntamiento, que le pasó la patata caliente a la empresa concesionaria. El ingeniero jefe llamó al avispado Troncoso y le pidió que averiguara cuál era la diferencia entre los recibos emitidos y los que se tenían que haber cobrado ajustándose a la tarifa aprobada por el ayuntamiento. Él hizo sus cálculos y le explicó al ingeniero que, en el caso de los que tenían consumos más altos, la diferencia a su favor era superior al importe que debían satisfacer en el siguiente recibo. Le dijo que lo mejor era que en ese recibo, aún por confeccionar, se les restara lo pagado de más, y a los que tuvieran saldo a favor se les devolviera con el recibo la cantidad adeudada. Troncoso recibió el encargo de confeccionar los recibos a cambio de una cantidad de pasta generosa. Preparó unas tablas de conversión de lo que el ayuntamiento había aprobado a una facturación bimestral y se guardó muy mucho de que nadie tuviera acceso a esas tablas. A partir de ahí se convirtió en imprescindible para facturar el agua en ese municipio. Así aprendió que, aunque todos somos sustituibles, hay que hacer pensar a los otros que tú eres imprescindible. Es lo mismo que hizo décadas más tarde desde la gerencia del partido.

Publicado el 22 de julio de 2022.


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