Del puente a la sentina


Capítulo 15

¿Acosador o acosado?


Ese sí que es un caso chusco, señoría. ¿En serio se cree que fui yo el que le dio unas hostias -perdone por la expresión- al arquitecto ese tan chulito? Lo que aparece en esa cinta está en plan irónico. ¿Es que no se ve? ¿Cómo iba yo a jactarme de una agresión que no cometí? Sí que es cierto que barajé cobrarle más a la hija del gran empresario y exministro franquista, apoyándome precisamente en que me acusaban directamente de la paliza al premiado arquitecto, don Rodrigo Casas. Precisamente por esa acusación estoy ahora frente a su señoría. Y estar ante un juez acarrea, entre otros serios inconvenientes, la necesidad de explicarse clarito para salir bien parado del envite. Solo por eso estaría justificado elevar la tarifa al cliente. Pero esa acusación no tiene ninguna credibilidad. La rueda de reconocimiento carece de todo valor. Cuando se hizo, mi fotografía ya había aparecido en todos los medios de comunicación. Decir que yo era el que le había pegado era una clara venganza hacia mí por haber ayudado a la parte contraria, que eso sí reconozco que lo he hecho. Además de la investigación que llevé a cabo, le mandé a Rodrigo Casas a mi socio abogado, para que supiera que, con las pruebas que obraban en nuestro poder, sus acusaciones no tenían recorrido. Y que si seguía con su denuncia falsa estaba además cometiendo un ilícito de simulación de delito, ambas cosas penadas con cárcel.

Sí, es cierto que fui yo quien recogió las pruebas de que quien acosaba era él. Y eso hizo que me odiara. Por eso se inventó una agresión cuyas huellas seguro que se provocó él mismo. Ya sabe, no es agradable hacerse unos hematomas y unos cortes, pero hay trucos para que no duela demasiado. Cuando uno va a un servicio de urgencias a que lo curen, a nadie se le hace una prueba de narcóticos y menos a un señor tan elegante que afirma que lo han agredido. Alguien que llega magullado, para el médico tiene la consideración de paciente y lógicamente tiende a creerlo. Gente como Rodrigo Casas tiene acceso fácil al propofol o al fentanilo. Te lo tomas un rato antes y los golpes casi no duelen. El paso siguiente consistió en mostrarse como una víctima mía, en un momento en que todos me acusaban. Pensó que eso le daría credibilidad. Ahí está todo el meollo de la cuestión, señoría. No busque otras explicaciones.

Publicado el 16 de julio de 2022.


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