A Garzo ya se le vieron maneras de killer cuando la fusión de la banca pública y la privada de los vascos que dio origen al banco que presidía. Para poder estar en la cúpula de la sociedad resultante, dejó en la estacada a casi todos los miembros de su equipo de directivos. Eso engañó a los vascos que creyeron que el gallego, solo y sin una guardia de corps en la nueva directiva, sería presa fácil y que no iba a resistir la presión y el ninguneo al que lo iban a someter. Sin duda infravaloraron al matador de cangaceiros que había en él.
Sí, señoría, en el asalto de la constructora sí que tuve yo algún papel, no lo voy a negar. Garzo sabía por adelantado los movimientos que iban haciendo los que pretendían desalojarlo, como ya le he dicho a su señoría. Si me apuran, el siguiente presidente del Gobierno fue el que tuvo toda la culpa en realidad. O se lo digo de otra manera, su debilidad fue, en cierto modo, la que precipitó todo. Quiso tener un asistente fiel en el que apoyarse en los asuntos económicos y como a Diéguez no había nada que le pusiera más que sentirse poderoso, se encargaba de que el ministro se diera cuenta de que en materia económica él era quién tenía la última palabra. Porque le bastaba con susurrarle algo al presidente para que bloqueara las iniciativas del ministro. Ni que decir tiene que el ministro, que con razón se sentía puenteado, no podía ver al ínclito Diéguez ni en pintura. Por eso, bastó con que supiera que Diéguez estaba apoyando a Albareda para decirle al presidente que tenía algo más que dudas de la operación. El argumento del ministro era que los números de la constructora de Albareda eran más rojos que los ladrillos por los que había apostado a lo bestia y que se había metido en un peligroso endeudamiento.
Aunque Diéguez era el que susurraba al oído del presidente, los números que le presentó el ministro dejaban claro que el intento del constructor era un delirio. También empezaron a aparecer noticias en la prensa y en los confidenciales de que la operación para sustituir a Garzo al frente del banco estaba en marcha. Sí, señoría, no le voy a negar que algún papel tuve yo en esas publicaciones. Esa publicidad no le convenía en absoluto al gobierno, que no quería aparecer como la celestina de una operación bancaria. El propio Diéguez tuvo que salir a desmentir que él estuviera tras la operación.
Publicado el 6 de julio de 2022.
|