Del puente a la sentina


Capítulo 2

Dacia o Lamborghini


Estoy convencido, señoría, de que a Garzo le dio mucho gusto ver cómo se quedaba él solo al mando del banco. Pero no hay quien me quite de la cabeza que le dio aún más gusto que quedarse solo en el puente el ver cómo los vascos abandonaban la nave tirándose por la borda precipitadamente y sabiendo que había tiburones esperando su caída al agua.

De ahí le vino la afición al manejo de información, el arma más poderosa. Bien lo sabía él. Y ¿quién era la mejor fuente de información en España? ¿A quién había que contratar? Estaba claro. A quien tenía los mejores recursos, a quien había demostrado que no solo tenía toda la información, y si no la tenía era capaz de inventarla como nadie, sino que sabía muy bien cómo usarla. Por comparación, Mario Conde era un simple aficionado, patético casi. Todos los dosieres que tenía le valieron una mierda cuando un juez justiciero del Supremo lo empitonó y lo mandó 20 años para el talego, la sentencia más severa por un delito económico jamás dictada hasta entonces. Un delito sin una gota de sangre y una sentencia sin una gota de compasión.

Yo era caro, ya lo creo. Pero ¿quién tenía en España los aparatos que usaba el Mossad para los seguimientos, las escuchas y las monitorizaciones? ¿quién estuvo a punto de venderle a China y a Irán un sistema de encriptación/desencriptación puntero Además, si cobras barato, aparte de ser un pringao sin ambición, es que tú mismo estás devaluando la mercancía que vendes. ¿O es que en algún sitio te van a vender un Lamborghini a precio de utilitario? Si quieres un Lamborghini tienes que tener la pasta y estar dispuesto a soltarla. Si no, te tienes que contentar con un Dacia.

Pues claro que le salió cara la broma a Garzo ¿cómo no? Si le hice más de quince mil escuchas. Todas registradas digitalmente. Que si busca su señoría entre todo el material que me ha incautado la policía, las encontrará. Gracias a eso, Garzo podía saber cuál era el siguiente movimiento que iba a hacer el pardillo de turno. Por ejemplo, el lumbrera que le interpretaba los datos económicos al presidente, al que las dos tardes de clases de economía de aquel otro eminente economista del partido le habían dado para lo que le habían dado, es decir, para seguir sin tener ni puta idea de economía.

Publicado el 3 de julio de 2022.


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