Diario apócrifo


Capítulo 53

Una diana por corona


Aquí he escrito que el 23-F fue toda una vacuna contra el golpismo. Y creo que es cierto, pero no al ciento por ciento. Porque tras el 23-F todavía resonaban algunas voces que reclamaban un golpe de Estado. Fue el llamado golpe de los coroneles, en el que estaban implicados unos doscientos mandos intermedios del ejército. Solo que esta vez iban contra mí y contra los generales leales, como Sabino. A los militares que tomaron parte activa contra el golpe de Tejero pensaban ejecutarlos y a mí, destronarme. Menos mal que el intento fue desbaratado discretamente por los servicios de inteligencia militar, que esta vez sí se habían enterado. Aunque les intervinieron abundante documentación, que yo llegué a ver, sin embargo no se utilizó para poner entre rejas a todos los participantes. Para tener a los militares contentos, simplemente se descabezó la trama con discreción.

Esos informes que vi me tranquilizaron en parte. Los conjurados eran una panda de chalados extremistas con unas ideas delirantes. No podían ser mayoría, pero por otra parte esos documentos eran la prueba de que en el seno del ejército aún quedaban locos peligrosos. Bien me alegró que en esta ocasión no me tocó a mí hacer frente a los militares levantiscos, algo habíamos mejorado.

También intentaron asesinarme tanto ETA como la extrema derecha. El intento más serio, afortunadamente desbaratado, fue en la Semana Santa de 1985. Pretendían poner una cantidad importante de explosivos bajo la tribuna desde la que íbamos a presenciar el desfile militar del día de las Fuerzas Armadas en La Coruña. Si el CESID no lo hubiera parado habríamos saltado todos por los aires: la Familia Real, Felipe González, Narcís Serra y unos cuantos invitados más. No se dio publicidad al asunto y eso hizo que la mayoría de los españoles no se enterasen de aquello. Tampoco se le dio publicidad a otro intento, este de ETA, para atentar contra mí en Baqueira. A los radicales vascos les gustaba presentarme como un sátrapa que vivía como Dios sin dar golpe y mantenido por los españoles. Los que vivían tranquilos eran ellos, a los que jamás los amenazó ETA, mientras que yo he tenido años y años una diana pintada sobre mi cabeza. Esa era mi corona.

Publicado el 22 de agosto de 2023.


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