Diario apócrifo


Capítulo 48

Visitas


Hoy estuve de visita en la mezquita Sheikh Zayed y después fui a ver al emir Mohamed bin Zayed, que me había invitado a su palacio. No es la primera vez que he estado en la mezquita, y es realmente impresionante. Todo en ella es grandioso, que parece mentira que gentes criadas en el desierto hasta ayer mismo tengan ese gusto y esa visión. Por ejemplo, la enorme alfombra persa que cubre su sala principal creo que pesa alrededor de cincuenta toneladas. No soy capaz de calcular la millonada que puede valer la alfombra, porque al pisarla se nota que es de lo mejor que pueda haber. El caso es que a mí esos monumentos me impresionan la primera vez que los veo y me deslumbra la riqueza que contienen, pero la verdad es que al poco rato me aburren y me basta un recorrido rápido y ya me canso; aunque vaya en silla de ruedas, que tampoco me gusta mucho que se me vea en público sentado en una, por muy cómodo que sea que te lleven. No puedo evitar asociar la imagen de mi madre en silla de ruedas sin poder enderezar el cuello. Y hay que ver lo cruel que es la gente que con muy mala leche le llamaban “La Vespa”. Y yo, aunque tengo dificultades para moverme, no soy para nada un minusválido, estoy pero que muy válido aún, aunque a muchos les fastidie. Luego estuve en el palacio. El emir siempre me ha tratado como corresponde. Este palacio también es impresionante. En La Zarzuela no podemos ni soñar con algo parecido. Eso sí que es riqueza y poderío. Para que luego me critiquen por vivir con un cierto lujo. ¡Pero si es mínimo, comparado, por ejemplo, con el que se gastan los Windsor y ya no digamos con el de estas monarquías del Golfo!

Y es que un país que mantiene a un rey en la mendicidad es un país con mentalidad de pobre. Me duele reconocerlo, pero así estuve yo a veces, que al principio de mi reinado hasta tuve que pedirle dinero al Sha de Persia. Y ya no digamos nada de cuando yo era solo príncipe. Así no hay forma de ocupar un lugar destacado en el concierto internacional. Menos mal que espabilé por mi cuenta.

Publicado el 17 de agosto de 2023.


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