Diario apócrifo


Capítulo 42

La legalización del PC


Creo que mantengo viva y clara la memoria de todo lo que me tocó hacer después de mi coronación y así lo escribo aquí. Cuando la inevitable legalización del Partido Comunista tuve que bajar a la arena para calmar a los militares. Habían estado en Madrid los secretarios generales del PC francés y del italiano. Estaba claro que, si queríamos tener una democracia homologable a las del resto de Europa, no podíamos mantener en la clandestinidad al PC. Otra cosa era cómo hacerlo. Suárez, con ese punto que tenía de audacia un tanto atolondrada, creyó que con hacerle modificar al PC sus estatutos para poder inscribirlo en el Ministerio del Interior, ya estaba resuelto. No contaba con la reacción de la cúpula militar, a la que poco le importaban los estatutos. Legalizar el PC equivalía tirar por la borda la victoria —su victoria— militar en la Guerra Civil. No me quedó más remedio que remangarme y hacer yo lo que Suárez era imposible que hiciera: aquietar a los militares para que se quedaran en los cuarteles. El ascendiente que me había trabajado sobre algunos de ellos en largas charlas distendidas en los cuartos de banderas fue lo que me permitió impedir que se sublevaran. Tuve que mezclar en fórmula magistral la autoridad como Capitán General de los Ejércitos con las dotes de persuasión que siempre he tenido. Jefe y campechano a la vez. Eso siempre me ha dado resultado.

La cosa se templó un poco con las elecciones. Pero la victoria de la UCD de la mano de Suárez lo hizo venirse arriba. Ya se creyó que podía pilotar la nave él solo y se distanció de su mentor Torcuato, que acabó dimitiendo. Me acuerdo de que un día oigo grandes gritos en la antesala de mi despacho. Salgo a ver qué pasa y me encuentro a Adolfo y a Armada enzarzados. Es cierto que Armada era un sabihondo incorregible y daba lecciones a todo cristo. En algunas ocasiones, incluso pretendía aleccionarme a mí. Los apacigüé como pude, pero comprendí al momento que iba a tener que cesar a Alfonso. No podía permitir que un servidor mío impusiera la línea de actuación a todo un presidente de Gobierno que había triunfado en las urnas.

Publicado el 11 de agosto de 2023.


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