Diario apócrifo


Capítulo 35

El embajador


El mes pasado, en la celebración del cumpleaños de mi nieta Irene en Ginebra nos reunimos casi toda la familia. Hacía mucho, demasiado tiempo que no coincidíamos. Y una reunión familiar en mi actual situación me alegra mucho, aunque se trate de una “familia disfuncional”, como dijo Ayuso, el exjefe de comunicación de la Casa Real, vaya discreción la suya. Mi matrimonio con Sofía supuso para mí dejar de estar solo en España. He de reconocer que, como he dicho en alguna ocasión, aunque a ella no le gustaba, Sofía se comportaba como una profesional y me fue de gran ayuda. Por aquel entonces me apoyaba incondicionalmente, Ya con tres hijos, la cosa se fue complicando. Los hijos complican las cosas, aunque tanto se quieran. Elena, por la que tengo auténtica debilidad, se encaprichó con el Marichalar ¡menuda pieza! Pertenecía a la aristocracia sí, pero era un esnob de los pies a la cabeza. Solo hay que recordar las imágenes de él que salían en la prensa vestido como una mona de titiritero. Aquellos pantalones rechamantes, aquellos fulares ridículamente llamativos … Pero bueno, no era cuestión de contrariar a mi hija, que he de reconocer que la pobre ha sacado la pinta de los Borbones más feos, esos de los cuadros de Goya, y para un novio que le había salido no era cuestión de contrariarla.

Luego resultó que el tipo tenía una mala uva de cuidado que se le agravó con aquel ictus que le dio, dicen algunos malpensados a causa de lo que se metía. El caso es que resultó ser una compañía poco amable para mi hija, y hubo que “suspender la convivencia” hasta que la gente digiriera la píldora y poder tramitar el divorcio. Los nietos lo pasaron mal, especialmente Felipe, el que se ha venido a vivir conmigo, que no sé por qué a la gente, y sobre todo a la prensa, les gusta llamarle Froilán, que es el tercero de sus nombres. Lo del tiro en el pie fue culpa de su padre ¡coño! Que no se le puede dar así sin más un arma a un chiquillo. Pero bueno, una desgracia le puede pasar a cualquiera, que no me he dado yo pocos carallazos, como diría mi amigo Pedro Campos, el de Sanxenxo, practicando deportes. Pero con un padre así, “embajador de la moda”, no se puede esperar gran cosa.

Publicado el 4 de agosto de 2023.


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