Diario apócrifo


Capítulo 25

Interno en Suiza


¡Qué desastre las elecciones en España! Entre las dos horas de diferencia y que no quise estar pendiente del baile de diputados, me fui a la cama y me desperté el lunes con los resultados. Vamos a ver en qué queda todo. Parece que no va a haber “derogación del sanchismo”. Mis planes de regreso definitivo quedan, de momento, en el aire. En fin, seguiré con mis reflexiones.

Ahora me describen como un frívolo por querer disfrutar a tope de la vida, por tener gustos caros, por sentir algo más que debilidad por las mujeres. Ninguno de los me critican se ha tomado la molestia por averiguar cómo era mi vida antes de que pudiera permitirme capricho alguno. Muy pocos saben lo que he tenido que pasar para que la monarquía, o sea la democracia, haya vuelto a España. Porque estos que ahora gallean tanto, o sus padres, se estaban bien quietecitos mientras Franco reinaba. Porque desde luego que Franco se comportaba como un rey. Entraba y salía bajo palio en las iglesias, privilegio solo reservado a los reyes; nombraba obispos y, sobre todo, había convertido el país en su finca particular. Para que definiera a España como un reino tuvo que presionar mucho mi padre que, al final, tuvo que renunciar a sus derechos dinásticos. O sea, don Juan tuvo que soportar que el tirano bajito y rechoncho lo ninguneara, que eso Franco lo sabía hacer muy bien. Aunque el que pagó el pato fui yo, que me movían como una marioneta. Primero me tuvieron en un internado suizo para que me educara como un príncipe, pero abandonado de todos. Nadie sabe lo que es estar enfermo y que te operen de los oídos sin nadie de tu familia cerca. La abuela, que vivía en Suiza, fue a verme solo una vez en los 15 días que estuve hospitalizado. Y después del internado, ¡hala, para España! Para que Franco me educara y me tuviera bajo su tutela. Y además al único que se había comportado como un familiar, siempre cerca de mí, el viejo militar Eugenio Vegas, le prohibieron que siguiera como mi preceptor en España, los muy cabrones. O sea, que cuando llegué por primera vez a España iba completamente solo. Que yo sólo era un niño de 10 años. Así empezó mi escalada al trono, que casi fue como un ocho mil y ya nadie se acuerda.

Publicado el 25 de julio de 2023.


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