Diario apócrifo


Capítulo 12

Miedo o codicia


En mi nuevo estado no tengo que ocuparme de ninguna mujer y eso también es un descanso. Es lo que tiene ir cumpliendo años, hay cosas que dejan de tener la urgencia que tenían y te las tomas de otra manera. De todos modos, es una lástima que la larga relación que mantuve con Corinna haya tenido un final tan feo. ¡Mira que ponerme una demanda por acoso en Londres! Con lo que yo he hecho por ella y por su hijo Alexander, que me caía muy bien el chaval. También hice una sólida amistad con el que había sido su primer marido, el bueno de Philip. Él y yo hemos pasado muy, pero que muy buenos ratos y ahora que ella me ha puesto una demanda, se ha puesto claramente de mi parte. Sin duda, Corinna me atrajo por su físico. Guapa, delgada pero con curvas y que luce como nadie la ropa cara que usa. Creo que nunca la he visto con una camiseta de trapillo. Además, sabía moverse muy bien en todos los ambientes. Distinguida y un poco altiva, pero cercana cuando quería, no desentonaba en ninguna reunión. He tenido novias con las que me iba muy bien en la cama, pero que no podía llevarlas a ningún sitio porque habrían dado el cante. Por ejemplo, Bárbara era cachonda, retozona y golosa a tope. Pero siempre fue una paleta vulgar y un poco arrabalera. Eso mismo la hacía atractiva porque era osada, guarrilla y desprejuiciada. Pero la sacabas de su ambiente y no sabía estar. Corinna estaba a otro nivel. Había recibido una buena educación y aprendía cada día de empresarios de altos vuelos y de aristócratas y podía competir con ellos por inteligencia, don de gentes y maneras. Lo único que puedo achacarle es que se acojonó bastante y su comportamiento hacia mí estuvo en parte movido por ese miedo. Aunque no voy a negar que haya sido codiciosa y que los cien millones de dólares que le pasé, para que después me los devolviera, le han llenado los ojos de chiribitas. Pero también tenía miedo a que la encapillaran por blanqueo.

Publicado el 12 de julio de 2023.


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