Diario apócrifo


Capítulo 7

Presentes del pasado


Esta mañana estuve dando una vuelta por el Marina Mall. Como iba a algo muy concreto, no he llevado silla de ruedas. No me gusta nada usarla. Además, me recomiendan caminar algo, aunque me resulte difícil. Hay que ver, con lo deportista que yo he sido.

He estado en Al Mandoos y en otras joyerías para comprarle un detalle a mi hija Elena, que va a venir a verme. Al final me he decidido por un Audemars Piguet. Con esa marca nunca fallas. Ella ha heredado mi pasión por los relojes de lujo. He llegado a tener cuatrocientos en La Zarzuela. Les tenía un sitio reservado a donde no les llegaba el polvo ni los cambios de temperatura. Y es que no vas bien vestido si no llevas en tu muñeca un Patek Philippe, un Hublot, o un Audemars Piguet. La mayoría eran regalos. Siempre he recibido regalos. De mucha gente, de muchas empresas y de muchas marcas. La Casa Real es en sí misma una marca. Y es una marca que da prestigio. A ver, las marcas de ropa deportiva y complementos ¿no regalan equipamientos a los grandes deportistas? De cuándo un Messi o un Nadal van a una tienda de deportes a comprarse unas zapatillas o una raqueta para jugar o para entrenar. La marca que sea le suministra cuantas le hagan falta, y se las fabrica a su exclusiva medida. O una marca de relojes de lujo se los pone a su disposición para que los luzcan. Las marcas saben de sobra que con eso ganan muchísimo. Y los que son espabilados nombran representantes que negocian las condiciones, los momentos y las contraprestaciones para ponerse esta camiseta, lucir esas gafas de sol o llevar en la muñeca un reloj determinado. Es un juego de win-win, como se dice ahora. A mí me han regalado también coches de lujo de todas las marcas. Ellos sabrán por qué me los regalaban. No creo yo que lo hicieran por afán de perder dinero. Yo tuve un Maybach a mi disposición durante dos años. Cuando la marca dejó de fabricarlo, tuve que devolverlo. Así son las cosas.

Publicado el 7 de julio de 2023.


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