"Siempre he intentado huir de la competición, que es mucho más intensa en el mundillo intelectual porque ahí los egos están sobredimensionados."
Edgar Morin, filósofo centenario.
Probablemente Morin ha llegado a centenario por haber sido capaz de huir de la competición en un hábitat -el de los intelectuales- en el que en el momento que asomas la palabra alguien está tratando de tomarte la medida, como dicen que hace la boa constrictor antes de decidirse a estrangularte entre sus anillos. Es un mundillo, es decir, un mundo pequeño y hasta mezquino, en el que, debido a su tamaño, parece que no hay sitio para todos y, por eso cada vez que un espécimen nuevo trata de abrirse hueco, las miradas recelosas de los menos mezquinos y los empujones de los más beligerantes y competitivos empiezan a menudear. Frente a eso, existen también las sociedades de socorros mutuos, pero eso es otro tema intelectual.
La opinión de Murcia, 12 de agosto de 2021.
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